No cualquier dramita es Bullying

Por Sara Galico

Inicia un nuevo ciclo escolar. Las mamás brincamos de alegría al recuperar nuestra libertad después de una larga condena (aka: las vacaciones de verano). Por fin volvemos al mercado, al súper, y al Costco sin llevar niños colgados en nuestro carrito. Regresamos a nuestras labores diarias con la tranquilidad de que alguien más se ocupa de nuestros diablillos, sin recibir llamadas intermitentes a nuestro celular preguntando cosas como: … ¿puedo jugar Fortnite?, ¿me puedo comer otra bolsa de takis?, ¿puedo hacer galletas?, me arden los ojos …, ¿me traes pilas para el control?, y la llamada más temida de todas: ¡Mi hermano me está molestando!

Los niños también están emocionados y nerviosos. Les provoca ansiedad conocer a sus nuevos profesores y saber si les tocó en el grupo con sus 8 mejores amigos.

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Y es que generalmente la experiencia escolar es realmente muy positiva, forma a los niños y les brinda miles de oportunidades diariamente para desarrollar su potencial. Aprenden a vivir en comunidad, a adaptarse a situaciones nuevas, a compartir, a negociar.

Sin embargo, aproximadamente hace 30 años entró a escena el temido “BULLYING (ACOSO ESCOLAR)”. No es un fenómeno nuevo, siempre ha dado lata en la convivencia humana, pero en las últimas décadas la sociedad decidió desenmascararlo y confrontarlo. Seguir ignorándolo resultaba ya muy dañino para el ambiente escolar, sus víctimas y para la sociedad en general. El bullying es un problema a nivel mundial que tiene un impacto absolutamente negativo. Las víctimas del acoso sufren mucho, y su desempeño académico y autoestima se ven afectados. Las consecuencias son serias, y en algunos casos graves.

El Bullying se define como un acoso intencional y constante, que busca humillar, intimidar y hostigar a un individuo o un grupo de individuos mediante exclusión, amenazas, rumores, ataques verbales o físicos. Afecta la balanza de poder en las dinámicas sociales, no es un chiste y debe ser tratado con seriedad, compromiso y cautela.

La mayoría de las escuelas e instituciones educativas han cambiado sus reglamentos para reflejar políticas de convivencia sana, han implementado capacitaciones periódicas para maestros, directores y personal académico, han establecido programas de mediación de conflictos, y han concientizado a los jóvenes a través de ejercicios, talleres, libros, documentales y películas.

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La atención al tema ha sido 100% necesaria, pero últimamente un tanto extrema. Hace 30 años el bullying era desconocido, y hoy en día el término es utilizado de sobra. Los medios masivos de comunicación irresponsablemente se encargaron de hacernos sentir que las escuelas son lugares plagados de bullying. Gracias a la falta de información y a la charlatanería, hemos llegado al punto de asegurar que todas las interacciones negativas de nuestros niños son producidas por esta epidemia masiva.  Si mi hija se peleó con su amiga, es bullying… Si mi hijo se tropezó en un partido de fut con un desconocido, es bullying… Si la vio feo en el pasillo, es bullying… Si no lo invitaron a un cumpleaños, es bullying…  cualquier dramita, es bullying.

No quiero minimizar las experiencias dolorosas porque nos hacen un nudo en el estómago, nos entristecen y enojan, sin embargo, cuando ocurren aislada y esporádicamente, no constituyen una dinámica de bullying. Ahora bien, si te ven feo en el pasillo, no te invitan al cumpleaños, te hacen rollos, rumores, dramas, y te meten el pie en el partido de fut, entonces podemos definir que las acciones ya se convirtieron en una conducta constante e intencional, en una crueldad persuasiva, en bullying.

Si queremos crear un impacto positivo en las escuelas, generar reflexiones críticas y modificar la conducta abusiva, necesitamos reconocer que existen también peleas cotidianas, conflictos ocasionales, bromas pesadas entre amigos, y eventos aislados de crueldad entre los niños.

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Para encaminar la convivencia sana en las escuelas, los expertos en la materia nos invitan a implementar las siguientes acciones:

  • Enseñar a nuestros hijos con el ejemplo. Las interacciones sociales negativas no son exclusivas de la infancia y la adolescencia. Algunos adultos adoptan actitudes prepotentes, humillantes, excluyentes y discriminatorias hacia otras personas. ¡Aprendemos de lo que vemos en nuestra casa, seamos conscientes de ello! Es imperativo modelar el respeto y la tolerancia en nuestra convivencia diaria con otras personas.
  • Explicar que el conflicto entre amigos y compañeros a veces es inevitable. Planear con ellos actitudes y estrategias que los ayuden a resolver sus problemas con dignidad, determinación y compasión.
  • Mantener abiertos los canales de comunicación, especialmente con los adolescentes. Acusar o “rajar” no es un crimen, especialmente cuando se sienten vulnerables. Transmitirles que pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino una herramienta para resolver problemas.
  • Alentar a los niños y adolescentes a construir amistades positivas y a alejarse de aquellas personas que los maltratan o los hacen sentir incómodos. Esto es especialmente importante entre mujeres, ya que el bullying puede ser provocado por amigas cercanas que tienen una relación con ellas. Las infames “freanemies”, que pretenden ser amigas, pero realmente utilizan la confianza y la cercanía para abusar de su poder y lastimarlas.
  • Regalarles la oportunidad de resolver sus problemas. Resolver sus conflictos les ayuda a crecer, comunicar lo que no les gusta, escuchar lo que hicieron mal, negociar…etc.
  • Estar en comunicación con el colegio para evitar que los conflictos escalen y sean atendidos adecuadamente.

Observemos a nuestros chavos, confiemos en ellos para resolver sus propios problemas, seamos una fuente de apoyo cuando lo necesiten y confiemos en las estrategias que les hemos brindado. Confiemos también en las escuelas y tengamos paciencia. Gritemos bullying únicamente cuando realmente sea el caso para generar la atención y las acciones necesarias. Usemos el término, pero no abusemos de él.


2 respuestas a “No cualquier dramita es Bullying

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